jueves, septiembre 24, 2009

Borbotones

Estoy ansioso, siento como si hubiera un montón de caballitos diminutos corriéndome por el cuerpo. En manada. Circularmente. Me dan vueltas sin ninguna lógica en particular. No le apuesto a ninguno. Pasa que por ahí no son caballitos. Por ahí son otra cosa. Mmm, lo pienso, lo pienso y me sale una palabra: borbotones, ¿borbotones?

Borbotones de cositas bulliciosas que burbujean burlonamente por mis tripas y ¡Brrrr! ¡Ay ay ay, qué cosita! O tal vez son facciones de mi cuerpo que se ametrallan entre sí por un poquito, o un poquito más, o un poquito menos de sangre ¡¿Quién sabe?! Lo cierto es que me resuenan en el escritorio, en los vidrios de las ventanas... No me dejan escribir. Sólo piden una cosa: tetas.

viernes, abril 10, 2009

"EL LAMEBOTAS"

Autor: Diego Salinas Slemenson

“El Lamebotas”

Veo a un estudiante, un estudiante cuyos ojos confiados buscan algo en el profesor… algún tipo de complicidad. Busca la mirada del profesor, acompaña las palabras que salen de su boca, las aplaude con los párpados, las ovaciona con leves movimientos de cabeza. El alumno intenta completar el sentido de las palabras del profesor.
Adelanta su trasero en el asiento, apoya un codo en el taburete de al lado y descansa el otro en el marco de la ventana. Relajado en su asiento, asentado en su trono responde una pregunta que nadie hizo. Su voz aletargada, hundida en su garganta, despierta cual rey de una siesta: con la prepotencia, con la seguridad de que nadie le retrucará nada, avanza por su alcoba pidiendo su desayuno con indiferencia.
A cada palabra el alumno se siente más cerca del profesor, se miran a los ojos: por eso se sonríe. Su voz pasa, en forma casi imperceptible, de la indiferencia al entusiasmo…
Él sólo se empata por un segundo a la figura de máxima jerarquía en esa habitación…
Cierra con un amague de risa su comentario y aguarda pacientemente la respuesta de su mentor.
Es asquerosamente feliz.

FIN