martes, mayo 27, 2008

Chin Chin

Esperando su tormenta

A paciencia de lágrima

Mil gotas, o un millón...

Avanza prolija, sonríe al brindar...

Alza su copa y piensa:

“Al brindarme, mucho más”

miércoles, febrero 27, 2008

¡Salud!

Sobre la felicidad

Siendo la felicidad algo tan feliz, es complejo.
La plenitud felicial tiende a nublar juicios o presentes analíticos en pos de futuros ambiciosos. Lo cual, con solvencia, no quiere decir más que lo que proyecta en su alcance más mediato o antimediato.

La felicidad siendo la plenitud más misma de la contentitud, llevada a un plano profuncioso, a un abismo de conceptos inconstruyentes, terminaría siendo entonces una risa sostenida en el alma del malhumorado... O bien tendríamos a la felicidad como un orgasmo del quehacer, que se distiente, tiende y goza en la acción misma del cosar (dícese de hacer cosas).

Esto haría a la productividad prima de la felicidad y a la sonrisa amiga del sistema de producción capitalista. En los más de los casos la capitalización de una sonrisa suele darse en el amor o la cojeturía sostenida de un flechado con una flechada, o bien, dos flechas de igual señalamiento. En el resto, bien puede ser una obsesioneitud periódica amparada en el logro y satisfacción constante de aquella obsesión antes mencionada. Esto surrequetesupondría una recompensa sin moño mediante, sin empapelado ni presentación. Es decir: puro regalo, pura navidad.

En fíntesis, podríamos decir, que al afecto del egoser, el viviendar y la construcción almática que nos compete, el amor y sus derivados: nos resultan alta y altruístamente credos de competencia.

A nivel químicofísico, tal afecto efecta sobre nosotros implicancias recompensatorias del ego y la sostencia de nuestra máscara y/o persona. Ya sea amorosa, mental, laboral, física, o cualquier hambre que tengamos. En tales casos, peligrosa la confundición de la verdad para con la falta.
El relleno de agujeros nos remonta a la canción chiquititense: “tengo el corazón con au-jeritos”
El curor del coladero está altamente relacionado con la contentitud… Pero animaríame a decir que la felicidad está anexada a otro actor y factor más importante… Tan mucho más distinto a las faltas y fules de la vida... Tan mucho más distinto a la desbacterización de las frutillas del alma, Tan mucho muy más distinto a la careta social...

El calzado de nuestro cuerpo, el correspondiente chequeo del talle y la aceptación de caminarlo hasta gastarle las suelas, es fundamental.

Es por eso que brindo por mis cejas y mis costillas, por mi pito y mis rodillas, por mis ojos y mis mejillas. Ebrios de nosotros, brindemos.

principresa

Levanta príncipes en oro,

los calza en zapatitos de barro.

Bien se sabe cuidar

de que sean caballerosos.

Pues así al caminar

aceptan su mochila gustosos.

Y ahí ya es tragedia, al tomar la primer valija

se quiebran en mil pedazos, los zapatitos de arcilla.

Muy bien cuidada, la princesa en su castillo

almienta sus dragones de oro macizo.

Luciendo soledad, tejiendo su destino.

morbosa se sonríe, pues es de buen tejer...

Se demuestra hábilmente, que lo ha hecho muy bien.

Pero no se engaña y no te engañes,

No la juzgues y no le digas cruel.

Pues si ahoga el llanto en su tejido:

Es que tus zapatitos y su corazón

compartieron el mismo crujido.

lunes, enero 28, 2008

Mun situ dinflèxion.

Aparando menel calefón umpiré las máscaltas del infortunio. Emperón culimné mis asaltas perexpativas. No yendo así al incorcunio de los lamentos tirentales. Más carpone o mis de limón... El lado presco emenegó. Aunque no diga Nadia ni Fernando, cualunque Tomás, Soledad o Rocío... Oros (todos), metalemos increyendo en brillontes y flerrejos."¡Sinderos los cabezales, tamaña terinta de puré apapado!" Versaban Oporongo y Munucagua. La parlanta hablartonta: ya sea Diego, Perro, Mamá, Casa, Strapar, Streper, Oporongo, mununcagua: cualestinga o ninguneña, tudánimas curvan nostralma.

PERSONA led Ingmar, versaba con ezo Bergman, con eza tención in. Al personae que muda, al personae que no parlanta... No se curva... Vivienda infalso, paso a pasea desbotinado, sin nudos y antiacomplejado.Morfemos plastilla celacia o plastilla rojacea, nimportará: empre ceremos Morfemos, nimporta el coronel.Encontuzco coneque viviendamos equiménidos, oros plusvalor del equiménido molde. Caca a uno, “tres a cuatro”, encontruzcamos a misómolos mismos, halo quemos gusta viviendarando, halo quemos enlocurece, halo quemos desenfalta helalmaFilmarrando y filmapoendo onocí la dicha. Coneque dicho elea al paso, eloque plus quero ilmiviando.

"Tengo esmeros impactos, clavando ceráceas livianos".

Pensarando mencuntro peleando inmi testa, o aiá juera. Ruso la normalidá helas parlantas (palabras) quemonicen Nadia, ni Fernando. Esiento másilo cerca el puema qui’lando prosa. Empero, conto lagos y socas... ¡Eméncata! Erealtenme eméncata. Elagos precioso, diosaico y freudiético. Queme soytiende con yografía, almáticas y caminando. Helo incorrecto viviendaría dividiendo el suelo. Cuándo parlantaba, mostraba inigualitud henlos ratios de la estancia. Es dividido eso coneque milo gusta escritar desenclaustradamente. Conectes sueñónogo latente, me chauso de norte huellas duna voz. Perose no hinestando anticonfuso, o lo que fuera que fuese que sea... Dado o cubilete qué, mimas diosaico cronopio esperanza vivenciar entendimiento.Perose lesayasa inaburroido.

Aludos, Ego Sandías Mendelson.

domingo, enero 27, 2008

Ciertas Cosas

Y si te vas y no me dejas mas que las ganas de habar de ti, o de hablarte a ti... De mi.

No sé, no me parece justo ni en mi más inmenso sistema recompensatorio del ego.

Vengo caminando por la plaza y tan solo el ímpetu del viento empujando hojas secas me habla de lo que terminó. Pero es verano, así que ni eso. Prefiero la lluvia y el invierno, quisiera tener una excusa para recluirme en la profundidad de las sábanas, quisiera que el viento frío me saque las lágrimas, que a todos nos cueste salir por las noches... Pero no. La injusticia del buen tiempo y la tristeza de las vacaciones son tan insoportables como el: “¿Salinas? – Presente”. Tan constante y tan a diario como la estupidez de las palomas. Esas que, grises como el asfalto en el que se diluyen tras la abrupta caricia del caucho, mueren secas sobre venas urbanas que no laten sino en el recorrido de un sesenta, un doce, un ciento cincuenta y dos, un quince, un cuarenta y uno, un veintitrés, cuarenta y ocho, un sesenta y tres, incluso otros... Qué triste, qué pedorro. Qué calor. Y sí, además hace calor. Aunque eso es otra cosa. Más “otra” que “cosa”, pero al fin y al cabo: “es otra cosa.”

Qué andarás haciendo me pregunto. Lo terrible es que me contesto ¡Ay las cosas que me contesto! Ojalá no hablara tanto conmigo mismo. Es ese ego, ese que no me deja en paz y que sufija la primer sílaba de mi nombre. Ese que lastimadito como está, no padece más que una lombriz solitaria que morfa y pide a gritos que le den de comer ¡Y qué indigestiones mamita! Qué indigestiones.

Ahora me toca de ayuno, me toca matarlo de hambre. Pero se hizo tan mío que me debilito. Tengo que pasar el rato sin darle ni una papa frita, ni un churro, ni una galletita de agua sin sal... Sólo suero. Me da sueño todo el tiempo pero me despierto a pensamientos mal conectados. Tan mal conectados que si lo pienso... Creo que no son pensamientos. Pero como no puedo pensar bien, no me puedo poner a pensar si efectivamente son pensamientos mal pensados u otras cosas -más cosas que otras, pero al fin y al cabo: otras cosas-, no lo pienso.

Y así es como escribo, sin pensar tanto. Con las ganas de reírme un rato y de quejarme otro. Tengo tantas ganas de tantas cosas... Las más fuertes son mis ganas de tener ganas.

Las primeras, precediendo a las segundas, necesariamente resultan más fuertes que las que las suceden. Siendo las segundas una intención creada a partir de las primeras, las cuales no son sino: un sentimiento sincero. Pero siendo así las segundas casi no existen y las primeras, tan sólo anhelo de las segundas, se anulan en el intento insentido en el que naufragan estas últimas. Siendo así, no tendría ganas... Pero eso, es otra cosa...


miércoles, enero 23, 2008

Que llueva

Se acerca en su piel un anhelo impenitente. Se anuncia una tormenta que no es sino en pleno verano.

En un roce y puro viento caen: las primeras gotas, las primeras hojas. Crece la intimidad del aire, se humedece.

Y es eso, esa sensación de que se va a quebrar… Esa dulce espera, instinto de sangre. Esperando el primer quejido, la primer rajadura. Observándola con sed, con la sequedad de la boca.

Esperándola, gota a gota.

Hasta que quiebre, hasta que llueva…

Y llueve…
Se siente y es así: se siente.

No existe el cómo... Es, nace y muere.
Placer y nada más.

Saldrá el sol, o no...
Se dará un beso o dos...
Pero eso es luego.
De momento no va a importar.