miércoles, abril 11, 2007

¡Shh!

El señor Incrédulo López se sienta pensante en el tronco caído de un árbol. ¿Qué piensa señor Incrédulo?
No sabe muy bien, parece confundido, aturdido.
"Una nube flota en mi cabeza, me sugiere lluvias y tormentas no sé de qué"
No hay duda que el señor López es un tipo profundo. Pero finalmente se decide a dejar de escuchar su voz, sus preguntas e inquietudes. Es que Incrédulo intenta construir un silencio con su cabeza.
"¡Shhh!"
Sus pensamientos se propagan en sus mismos pensamientos, desarmándolos en su sonido.
El cantar de los pájaros, el ir y venir de sus silbidos y su caprichosa melodía que sin juzgarse brota y declara un estado, un lugar, un ambiente. A López no le alcanza, se concentra, deja de oír los pájaros. Luego se ensaña con los grillos. Sólo le queda el viento.
Silencio.
"¿Es una música?"
Incrédulo queda mirando fijamente el remolino que hace la madera en un sector del tronco.
"¿Lo escucho?"
Acerca su oído al remolino. Se desconcentra y sopla el viento
Pero López cierra los ojos con fuerza, borra sonidos. Sólo quedan huellas. Incrédulo posa la oreja en el remolino. No oye nada.
"Pero sentí como si lo hiciera"
El ambiente se silencia ya sin esfuerzo. Incrédulo empieza a sentir sonidos que no son tales, que no son sonidos, son sentimientos de sonido.
"¿música?"
Música en su esencia, pero no en su forma.
"No estoy oyendo, no estoy escuchando"
Está sintiendo una melodía. No es del árbol.
"¿¡Viene del árbol?"
Sabe que no la va a poder tararear, silbar, siquiera recordar.
Un sentimiento de tristeza recorre su mente, desordena sus silencios- los pájaros, la música, sus pensamientos- luego cobra asilo en sus ojos.
Ruido
"¡Shhh!"
Recobra falsas energías cerrando sus puños... Sólo consigue marcarse las uñas en las palmas de las manos.
Se separa casi completamente del tronco, no se anima a mirarlo con su sentimiento, se siente tonto y le regala un vistazo marcado por la situación. Actúa su tristeza, no la suelta.
"lo miro con nostalgia, con cariño"
Hace llover una canción que conoce. Se vuelve prejuicioso, no acepta su emoción, borra ese sentir de sonidos, canta uno ya hecho, canta una canción, actúa su emoción, sin embargo la siente y la conoce.
"(suspiro)"
Pero su dedo índice parece confundirse, tarda en despedirse del tronco y se tensiona, no está contento con el suspiro.
Les digo que es aquel dedo el único que siente, el resto de Incrédulo no hace más que actuar y se va…
En su rigidez, su torpeza, se sintió una lucha. Una lucha donde la intención siempre fue clara: "¡Shhh!"

qué personaje

Alejo es como es en mi pensamiento según lo que yo creo que es. Es decir… Alejo tiene una serie de características. Cuando yo lo veo a él, esas características laten en mi cerebro debatiéndose entre la posibilidad y la realidad de concretare. En ese debate las características exsiten, pero existen únicamente en mi percepción, yo soy dueño de ellas, es decir que soy dueño de las características de Alejo. Él tiene una existencia propia, pero su existencia no tiene un sentido, una lectura, un armado, hasta que es percibida por alguien que la reconstruye en una serie de impresiones y características… Así como un objeto, como un signo, como una carta, como un libro o como una película, Alejo no tiene sentido por sí sólo: depende del espectador para completar ese sentido, para hacerlo. Alejo es una bola de emociones, de experiencias y percepciones que confluyen, confrontan y se encuentran, todas en un mismo lugar: él. En ese debate surge Alejo hacia los demás, surge una fábrica de signos de Alejo, una fábrica de índices de Alejo… Según la complejidad de Alejo esos índices serán signos de él mismo, de sus experiencias, sentimientos y demás… o probablemente terminen siendo signos de otros signos, es decir, de sus pensamientos. Dependerá del espectador reconocer eso… Dependerá del espectador interpretar esos índices como huellas de su verdadero sentir, o bien de su abstracto pensar, dependerá del espectador interpretar si Alejo es complejamente simple, o simplemente complejo. Alejo será lo que interprete el espectador. Alejo aceptará por fuerza lo que interpreten los espectadores, pues su percepción de sí mismo, y la percepción en general, se basa en percibir por fuera de uno. Él, no está fuera de sí mismo...
Y de estarlo... que zarpado

martes, abril 10, 2007

¿RUIDO?

EL RUIDO

El ruido es un sonido adjetivado.
Nada lo separa de ser un sonido salvo el hecho de que es separado…
Entonces el ruido es una víctima… Una víctima de nuestros estándares culturales, de nuestras preferencias… de todo ese bagaje incorpóreo pero real que llevamos dentro…
Ese bagaje asimilado por ósmosis en nuestro día a día, por el armado cerebral que nos impone la cultura hegemónica, la dominante, que no es otra que la burguesa.
Es así como el ruido es otra víctima de la lucha de clases.