Levanta príncipes en oro,
los calza en zapatitos de barro.
Bien se sabe cuidar
de que sean caballerosos.
Pues así al caminar
aceptan su mochila gustosos.
Y ahí ya es tragedia, al tomar la primer valija
se quiebran en mil pedazos, los zapatitos de arcilla.
Muy bien cuidada, la princesa en su castillo
almienta sus dragones de oro macizo.
Luciendo soledad, tejiendo su destino.
morbosa se sonríe, pues es de buen tejer...
Se demuestra hábilmente, que lo ha hecho muy bien.
Pero no se engaña y no te engañes,
No la juzgues y no le digas cruel.
Pues si ahoga el llanto en su tejido:
Es que tus zapatitos y su corazón
compartieron el mismo crujido.
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